La Civilización Egipcia

11.08.2011 14:06

Cronología

 

Ubicación Geográfica

Egipto es una de las civilizaciones más antiguas y se remonta al cuarto milenario A.C., prolongándose hasta la conquista macedónica (liderada por Alejandro Magno) en el siglo IV A.C. El país se encuentra en el extremo noreste del continente africano, y se extiende sobre el último tramo del Río Nilo, antes de su desembocadura en el Mar Mediterráneo. Esta región se encuentra protegida naturalmente por el desierto de Libia al oeste, por el desierto de  Nubia al sur, y por el desierto Arábigo al este, que junto al Mar Rojo conformaron una barrera casi infranqueable para los potenciales invasores. En el norte se encuentra el Mar Mediterráneo, y la única vía de comunicación con Asia era el estrecho de Suez, lugar por donde se había producido la migración de los seres humanos cuando salieron de África. Esta particular situación geográfica ha hecho que Egipto transcurriera en relativa calma durante mucho tiempo, lo que favoreció el desarrollo de la civilización, y además esas características hicieron que la zona de influencia de la Civilización Egipcia fuera el Mediterráneo y el Medio Oriente antes que el resto del continente africano, con el cual tan solo mantenía algunas relaciones comerciales. Sin embargo, durante mucho tiempo  el país estuvo dividido en dos, y su unificación se produjo a mediados del tercer milenario antes de Cristo, bajo el reinado de Menes, el primer faraón de Egipto luego de su unificación. De todas maneras, el desarrollo de esta civilización no fe la obra de algún rey en particular, sino más bien el producto de las crecientes periódicas del Río Nilo, que inundaban las costas al menos una vez al año, fertilizando de manera natural la tierra, haciéndolas muy productivas y estimulando el establecimiento y desarrollo de las comunidades humanas. Esta benevolencia del río fue la que motivó al historiador griego Heródoto a decir que “Egipto es un don del Nilo”.

A continuación citamos un pasaje de las “Historias” de Heródoto, donde narra la importancia del Río Nilo para los Egipcios:

“En los tiempos que el Nilo inunda el país, aparecen únicamente las ciudades a flor de agua… entonces es un mar todo el Egipto… salta a los ojos de cualquier atento observador que el Egipto es una especie terreno postizo y como un regalo del río mismo… De la naturaleza y propiedad de aquel río, nada pude averiguar… ¿Por qué el Nilo sale de madre en el verano? ¿Por qué dura cien días su inundación? ¿Por qué disminuido, otra vez se retira a su antiguo cauce y mantiene baja su corriente todo el año?...”.

 

Economía

Como hemos visto más arriba, el Río Nilo era un elemento central en la vida de los egipcios, ya que de él se extraían la mayoría de los recursos económicos.  Es por eso que se suele clasificar a Egipto como una civilización fluvial. En este sentido, la actividad económica más importante era la agricultura de regadío, para la cual debieron construir largos canales y diques para controlar y guardar el agua del río, así como para distribuirla eficientemente en sus campos de cultivo. El Río Nilo nace a más de 6.000 km al sur de Egipto, en la zona de los grandes lagos, y se nutre del deshielo de algunos picos montañosos y de las lluvias monzónicas, haciendo que durante algunos mes del año el río se salga de cauce arrastrando en sus aguas muchos minerales y restos orgánicos (limo), los cuales van a parar en Egipto donde lo aprovechan muy bien para fertilizar sus enormes plantaciones de trigo y otros cultivos.

Pero además de la agricultura, los egipcios también criaban animales tales como el buey, la cabra, el cordero, el cerdo y el asno, de los cuales extraían carne, lana, leche y cueros, entre otras cosas, además de utilizarlos para el trabajo, como sucedía con los bueyes que eran utilizados para tirar el arado en los campos de cultivo.

El comercio, por su parte, se desarrolló muchísimo, especialmente a nivel interno donde utilizaban al mismo río como ruta para transportar la mercadería. Pero además mantenían relaciones comerciales con algunas tribus etíopes y númidas, a las cuales les compraban marfil, pieles, plumas, madera, metales y piedras preciosas, etc. Más tarde, luego de que aprendieran el arte de la navegación marítima, intensificaron el comercio con otros pueblos del Mediterráneo, especialmente con los fenicios, un pueblo de navegantes que vivía en las costas orientales de dicho mar, y los habitantes de la isla de Creta, lugares a los que tardaban 2 o 3 días en llegar en sus embarcaciones a remo. Otro pueblo con el que mantuvieron  relaciones comerciales fueron los árabes, desde donde salían caravanas cargadas de mercadería que venían por tierra y que atravesaban el desierto. El intercambio se hacía mediante el trueque, que consistía en cambiar una cosa por otra, o pagando con lingotes de metales preciosos.

Cosecha de trigo en el Antiguo Egipto, donde se puede observar la utilización de los bueyes:

 

Organización Social

La sociedad egipcia se componía por diferentes grupos sociales. Entre ellos, algunos eran privilegiados y otros no-privilegiados. Los grupos privilegiados eran: el Faraón, los sacerdotes, los guerreros, los escribas y los demás funcionarios (como por ejemplo los visires, gobernantes locales, etc.). Estos sectores tenían más derechos que obligaciones, por lo que podían disfrutar de un buen nivel de vida.

El Faraón es el rey, por lo que era la máxima autoridad. Era considerado el propietario de todo lo que existía en el país, incluso de las personas. El pueblo lo consideraba un Dios en la tierra.

Los sacerdotes lideraban los cultos y rituales religiosos, y además monopolizaban el conocimiento. Por ejemplo, eran los encargados de predecir las crecientes del río, lo que era sumamente importante para la agricultura.

Los guerreros son un grupo social que se consolidó tardíamente, en el segundo milenario antes de Cristo, cuando el país debió defenderse de sus primeros invasores, los pueblos indoeuropeos, como los hititas, que finalmente lograron conquistar el país por un tiempo. Esta situación fue la que los convirtió en un grupo privilegiado, ya que pasaron a ser vitales para mantener la seguridad del país.

Los escribas eran funcionarios especializados, que conocían el arte de la escritura, por lo que se encargaban de registrar los acontecimientos más importantes del pueblo y de su Faraón, así como también de todo lo vinculado a la producción, la religión, el clima y la agricultura, etc. Otros funcionarios eran, por ejemplo, los gobernantes locales (de las provincias), los visires (que eran consejeros del Faraón), y los cobradores de impuestos.

Por otra parte, los grupos no-privilegiados tenían más obligaciones que derechos, por lo que debían trabajar permanentemente y la mayor parte de su producción iba para los sectores privilegiados. Dichos grupos no privilegiados eran: los campesinos, que constituían la mayor parte de la población, los artesanos y comerciantes, y los esclavos, que generalmente eran extranjeros prisioneros de guerra o habían sido comprados, ya que eran considerados una herramienta de trabajo que se compra y se vende como cualquier otra mercadería.

Los campesinos se encargaban de la producción agrícola y de la cría de animales. Los comerciantes eran controlados por el Faraón, y eran muy importantes porque el país carecía de algunos recursos que debían comprarse a otros pueblos vecinos. Los artesanos trabajaban en sus talleres o en los del Faraón, y eran los que fabricaban los productos manufacturados, tales como los muebles, la ropa, los utensilios, etc. Finalmente, el sector social más bajo, aunque no muy numeroso, era el de los esclavos, que como mencionamos más arriba generalmente eran extranjeros. Los egipcios no solían esclavizar a sus compatriotas. Las tareas más comunes de los esclavos eran la construcción de las grandes obras públicas (como pirámides, templos, palacios, canales, diques, etc.) y el trabajo doméstico (en el que generalmente se empleaban sirvientas mujeres), aunque también ayudaban en los campos de cultivo durante los períodos de siembra o de cosecha.

 

Organización Política

La forma de gobierno en el Antiguo Egipto fue la monarquía, es decir que el poder se concentraba en una sola persona: el rey, que los egipcios le llamaban “Faraón”. El cargo del Faraón era vitalicio, es decir que gobernaba durante toda su vida. Cuando fallecía, su hijo mayor o su familiar más cercano heredaban el trono. Era la máxima autoridad política y tenía el control de la economía.

Sin embargo, una sola persona no puede tomar todas las decisiones ni estar en todos lados a la vez, por lo que el Faraón contaba con muchos funcionarios, como los gobernadores locales que estaban distribuidos en diferentes regiones del país, los visires que lo aconsejaban, los escribas que llevaban la contabilidad de la producción, y los cobradores de impuestos que recorrían el país recaudando en beneficio de su rey. En otras palabras, podemos decir que el Faraón no gobernaba sólo, porque eso sería imposible, aunque siempre era la persona con máxima autoridad, por lo que si quería intervenir en cualquier decisión podía hacerlo, sustituyendo a cualquier funcionario.

También cabe destacar que el Faraón era considerado un Dios, por lo que su poder y su autoridad tenían un carácter sagrado. En este sentido, los sacerdotes eran los encargados de conducir el culto al Faraón, al igual que el culto de los demás dioses del panteón egipcio.

 

Cultura

En materia cultural, la civilización egipcia es muy rica y diversa, aunque existen ciertos elementos que destacan por sobre los demás. Algunos de esos elementos culturales más destacados son: su religión, su sistema de escritura jeroglífica, su arte y su arquitectura. Por lo general todos estos elementos estaban relacionados entre sí.

En lo que respecta a su religión, es importante señalar que era politeísta, es decir que creían en muchos dioses. La mayoría de las veces esos dioses eran el resultado de la divinización de diferentes elementos de la naturaleza, como animales, plantas, fenómenos naturales, etc., por lo que otra de sus características es el naturalismo. Es por eso que los egipcios representaban a sus dioses con formas animales, (zoomorfismo), aunque también los representaban con figuras humanas (antropomorfismo), e incluso muchas veces mezclaban características humanas y animales (representación mixta). El Dios más importante era el Sol, llamado Ra (en la ciudad de Menfis) o Amon (en la ciudad de Tebas), y que más tarde se lo denominó Amon-Ra. Otros dioses del panteón eran, por ejemplo: Osiris, que representa la fertilidad de la tierra, la vegetación y la resurrección; su esposa Isis, que también representa la fertilidad, la familia y la feminidad; Seth, que representa la esterilidad y se lo asocia con el mal; Anubis, que era representado con cabeza de chacal o de perro y era el guardián de los muertos, por lo que realizaba el denominado “Juicio de los Muertos” y guiaba las almas después de la muerte del cuerpo; Horus, que se lo representaba con cabeza de halcón y estaba vinculado al culto del Faraón, por lo que en algunas ocasiones se lo representaba con figura humana y portando las coronas del Alto y del Bajo Egipto.

Los egipcios creían en la vida de ultratumba, es decir en la vida después de la muerte. Pensaban que cuando las personas morían el alma se separaba del cuerpo, pero mantenían las esperanzas de que regresara en algún momento, por lo que momificaban a sus muertos para conservar el cuerpo durante la ausencia del alma, o construían estatuillas con los rasgos de la persona fallecida para que si el alma volvía pudiera refugiarse en ellas. Pero no todas las personas se salvaban en el momento de la muerte. Para saberlo, los egipcios creían que los muertos se presentaban ante el tribunal de Osiris, donde se colocaba su corazón en el platillo de una balanza y una pluma (de Maat, Dios de la Justicia) en el otro. Si la pluma pesaba más que el corazón, entonces la persona no había pecado, por lo que debía recitar la “confesión negativa”, con la cual ganaba su inmortalidad y su alma era salvada. Si por el contrario, el corazón pesaba más que la pluma, entonces sería condenado y su corazón era arrojado a un abismo para ser devorado por un monstruo.

En lo que respecta a la escritura jeroglífica, es importante señalar que es uno de los primeros sistemas de escritura, junto al sistema cuneiforme, en Mesopotamia. Estos dos sistemas de escritura tienen un origen pictográfico, es decir que en un primer momento eran meros dibujos que representaban al objeto dibujado, o a una idea simple vinculada al objeto. Por ejemplo, el disco solar significaba el sol, o la idea de día. Pero este sistema presentaba un problema, ya que se necesitaba de una enorme cantidad de símbolos para escribir, tantos como la cantidad de objetos a los que quieran hacer referencia, por lo que muy pocos sabían escribir. Sin embargo, con el paso del tiempo los dibujos comenzaron a significar el sonido de la palabra correspondiente al objeto dibujado, por lo que la escritura dio un salto muy significativo. Ahora, por ejemplo, el disco solar pasó a significar la silaba “sol”, con la cual se podía escribir (junto a otros símbolos) una variedad de palabras tales como soldado, soledad, solución, etc. Por último, los símbolos pasaron a representar sonidos simples, tal como nuestras letras actuales, con lo cual la cantidad de caracteres se redujo enormemente. A continuación vemos algunas imágenes de la escritura jeroglífica, con la cual los egipcios registraban sus acontecimientos más importantes y gracias a la cual hoy podemos conocer muchos aspectos de su civilización:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero el elemento más destacado de la cultura egipcia es quizás su arquitectura. Esto se debe fundamentalmente a la grandeza y magnificencia de sus construcciones. El motivo era generalmente honrar a sus dioses y principalmente a sus faraones, los cuales se preocupaban mucho durante su vida para ser recordados en el futuro. De todos los tipos de construcciones realizadas por el pueblo egipcio, las pirámides son las más impresionantes por su grandeza, por su trascendencia en el tiempo, y por lo que representan para la cultura egipcia. Dichas pirámides eran básicamente la morada que los Faraones construían durante la vida para el momento en que fallecieran, pues, tal como lo explicáramos más arriba, creían en la vida de ultratumba. La forma en que fueron construidas las pirámides todavía sigue siendo motivo de discusiones entre los investigadores, pero se sabe que en su construcción participaron decenas de miles de personas y para construir una sola pirámide tardaban decenas de años y, en algunos casos, casi toda la vida del mismo Faraón que ordenaba su construcción. Las pirámides más grandes son las de Kheops, con 146 metros de altura y 226 m2 de base, y la pirámide de Khefren, tan solo 3 metros menos que la de Kheops.

Pero además de las pirámides, los egipcios supieron construir enormes templos y palacios. Los palacios son la morada de los faraones durante su vida, y los templos son la morada de los dioses. El material de construcción de todas estas edificaciones era la piedra. Por otra parte, los egipcios no desarrollaron los arcos como en Mesopotamia, por lo que en los interiores de sus construcciones predominaban las columnas que sostenían el techo de los edificios. Uno de los templos más importantes es el de Karnak, que era la morada de Amon, con su doble hilera de esfinges a la entrada:

Finalmente, otras de sus manifestaciones artísticas eran las pinturas, los relieves, los grabados  y la escultura. Los tres primeros servían generalmente para decorar los interiores de los palacios, templos y pirámides. Las pinturas y relieves carecían de perspectiva, por lo que las figuras humanas se solían representar con el torso de frente y la cara de perfil. Además sus artistas no utilizaban las sombras y el volumen, por lo que las figuras generalmente eran planas y bastante rígidas, es decir con poco movimiento. Pero esas características no se debían a la incapacidad de los artistas, sino que eran más bien el resultado de unos criterios y una tradición artística que se respetaba muchísimo, además del hecho de que sus artistas solían trabajar con prototipos que mantenían durante mucho tiempo con el propósito de lograr cierta identidad en sus obras, lo que contribuyó a la escasa evolución de las artes visuales.

Las esculturas eran fundamentalmente con motivos religiosos, y servían para representar a sus dioses o, como lo analizáramos más arriba, para morada del alma de los muertos, por lo que se solían colocar en las tumbas y sarcófagos. Dichas estatua generalmente presentaban una actitud solemne y rígida, y las figuras humanas mostraban sus brazos recostados al cuerpo. El único movimiento visible y bastante generalizado era la actitud de marcha, con la pierna izquierda delante, como dando un paso, pero dicha actitud nunca era acompañada por el resto del cuerpo. Esas esculturas eran construidas por lo general de piedra, oro, bronce o marfil, etc.

Pintura egipcia:

Escultura egipcia: